13/11/2014. Servicio de Noticias de Avanzada Venezolana (AV).
Por Kelder Toti.
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Las Columnas de Opinión:
La Voluntad como Poder: Arthur Schopenhauer
Por Kelder Toti
Arthur Schopenhauer [Acerca de este sonido 'ʔatʰu:ɐ 'ʃo:pnhaʊɐ (?·i)]
(Danzig, 22 de febrero de 1788 — Fráncfort del Meno, Reino de Prusia, 21
de septiembre de 1860) fue un filósofo alemán.
Su filosofía, concebida esencialmente como un «pensar hasta el final» la
filosofía de Kant, es deudora de Platón y Spinoza, sirviendo además
como puente con la filosofía oriental, en especial con el budismo, el
taoísmo y el vedanta. En su obra tardía, a partir de 1836, presenta su
filosofía en abierta polémica contra los desarrollos metafísicos
postkantianos de sus contemporáneos, y especialmente contra Hegel, lo
que contribuyó en no escasa medida a la consideración de su pensamiento
como una filosofía «antihegeliana».
Su trabajo más famoso, Die Welt als Wille und Vorstellung (El mundo como
voluntad y representación), constituye desde el punto de vista
literario una obra maestra de la lengua alemana de todas las épocas.
Supone además una de las cumbres del idealismo occidental, y el
pesimismo profundo (que no profundo pesimismo), que perdura en la obra
de escritores y pensadores de los siglos XIX y XX, de la talla de
Richard Wagner, León Tolstói, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Thomas
Mann, Carl Gustav Jung, Albert Einstein, Otto Weininger, Otto Rank,
Erwin Schrödinger, Ludwig Wittgenstein, Jorge Luis Borges, Pío Baroja o
Émile Cioran, entre otros.
Arthur Schopenhauer nació el 22 de febrero de 1788 en el seno de una
acomodada familia de Danzig. El padre de Arthur, Heinrich Floris
Schopenhauer, fue un próspero comerciante que inició a su hijo en el
mundo de los negocios, haciéndole emprender largos viajes por Francia e
Inglaterra. Su madre, Johanna Henriette Trosenier, fue una escritora que
alcanzó cierta notoriedad al organizar soirées (veladas) literarias en
la ciudad de Weimar. Tales reuniones le brindaron al joven Arthur la
oportunidad de entrar en contacto con grandes personalidades del mundo
cultural de su tiempo como Goethe y Wieland. Por lo demás, el carácter
extrovertido y jovial de Johanna contrastaba con la hosquedad y
misantropía de su hijo. De ahí que la relación entre ambos fuera
bastante conflictiva. Este rasgo de la personalidad de Schopenhauer
condicionó también el trato con su única hermana, Adele, nueve años
menor que él.
Pensador alemán y uno de los mejores prosistas en lengua germana. Con
lenguaje claro y sencillo fue penetrando en las bases más profundas de
la filosofía occidental. Elaboró un original sistema que recogía el
pensamiento de los clásicos como Platón y de su antecesor Kant para
llevarlos a coincidir sorprendentemente con budismo e hinduismo,
cerrando así el círculo de la filosofía para llevarla de nuevo a sus
orígenes, a las culturas más antiguas de la humanidad. Fue de hecho, el
primer intento serio de unir las metafísicas occidental y oriental, y
aunque esto no fuera intencional, lo cierto es que se anticipó a los
intereses del siglo venidero.
Arthur Schopenhauer nació en la ciudad de Danzig en Febrero de 1788 al
tiempo en que Kant publicaba su "Crítica de la razón Pura". Su padre, un
próspero comerciante de carácter fuerte, era un republicano liberal que
admiraba todo lo inglés, una admiración que procuró transmitírsela a su
hijo quien recogió buena parte de este interés. Empeñado en que su hijo
siguiera su misma carrera comercial, acabaría encontrando la oposición
de éste a quien no hacía gracia seguir sus pasos. No obstante, Arthur
siempre llevó una buena relación con él; estima que aparece en sus
escritos al agradecer que su independencia económica heredada de su
progenitor le hubiera permitido llevar a cabo su verdadera vocación. Con
su madre sin embargo tuvo que experimentar relaciones muy difíciles.
Era una mujer de temperamento jovial y alegre, hábil en el trato con los
demás y asidua a las reuniones sociales, sin embargo chocó ya
tempranamente con su hijo a quien llegó a desheredar.
Cuando en 1793 los prusianos ocupan Danzig, la familia se retira a
Hamburgo, donde por su nueva casa pasarían regularmente poetas y
literatos. Este ambiente llevó a su madre a escribir varios libros que
no tuvieron mayor difusión. 4 años después, en 1797, su padre lo envía a
Francia a educarse en plena efervescencia del caos pos-revolucionario,
poco después, y siguiendo una itinerante y políglota educación viajará a
Londres para aprender el inglés. Aquí el rígido carácter británico de
por entonces no era demasiado de su agrado, aunque estas pequeñas
decepciones contribuirían a desarrollar cierto negativismo respecto a
las supuestas virtudes colectivas como el patriotismo, frente al cual
siempre se mostró escéptico cuando no satírico. Todo esto, sumado a lo
fuertemente impresionado que quedaría por los sufrimientos de las clases
humildes que veía en sus viajes en una época tan convulsionada, le
llevaría a asumir una especial percepción del mundo que desarrollaría
ampliamente años después. Como él comenta "a los diecisiete años, sin
ninguna formación intelectual, me sentí tan impresionado por la miseria
de la vida como Buda, cuando en su juventud contempló la enfermedad, la
vejez, el dolor y la muerte."
En 1805 muere su padre en un oscuro suicidio, algo de lo que moralmente
culparía a su madre. Sin embargo quedará bajo la tutela de ésta con la
que se traslada a vivir a Weimar. En casa de su madre verá abrir un
salón literario por el que pasarán artistas muy importantes, Goethe
entre otros. Inicia por entonces su carrera comercial, pero después de
un cierto tiempo e influido por las charlas que presencia en su casa,
decide cambiar de vocación e ingresa primero en el Gymnasium de Gotha,
donde estará 6 años, para luego seguir sus estudios preuniversitarios en
Weimar. Poco después ingresa en la universidad, siguiendo cursos de
medicina, ciencias naturales e historia en Gottinga; para entonces
Schopenhauer habla además de su lengua, el inglés, el italiano y algo de
francés, además del griego y el latín. Bajo las recomendaciones de
Schulze, un discípulo de Kant, se centra en las lecturas de Platón y
Kant, lecturas que comparte con una pasajera afición a la antropología.
En 1811 se traslada a la universidad de Berlín, donde queda impresionado
por Wolf, a la vez que decepcionado por Fichte, el cual gozaba de fama
profesional. Durante su estancia en Berlín estalla la guerra de
liberación contra Napoleón, pero Schopenhauer al ser extranjero no es
llamado a filas, y opta por dirigirse a un pequeño pueblo alejado del
conflicto y en donde redacta su primera tesis "Sobre la cuádruple raiz
del principio de razón suficiente" en 1813, sobre la cual se germinaría
su posterior sistema. Esta obra la dedicó a su madre quien la recibió
con desdén. No obstante después de obtener el doctorado, volvió a casa
de su madre en Weimar, en donde disfrutó de la amistad de Goethe y al
que profesó una admiración de por vida.
En 1793, poco antes de que Danzig fuera anexada a Prusia, la familia se
trasladó a Hamburgo. Por expreso mandato paterno y a contramano de su
propia vocación, Schopenhauer inició en 1805 la carrera de comercio en
calidad de aprendiz. Ese mismo año murió su padre, presumiblemente por
suicidio. No obstante, Arthur siempre llevó una buena relación con él,
estima que aparece en sus escritos al agradecer que su independencia
económica heredada de su progenitor le hubiera permitido llevar a cabo
su verdadera vocación. Al morir Heinrich Floris, el resto de la familia
se trasladó a Weimar. Es allí donde su madre decidió iniciar las ya
mencionadas tertulias literarias. Arthur, sin embargo, permaneció en
Hamburgo con el fin de ejercer la profesión de comerciante.
Pero, poco antes de cumplir los veinte años de edad, Schopenhauer
decidió abandonar definitivamente el comercio para emprender estudios
universitarios. De este modo, en 1809, se matriculó como estudiante de
Medicina en la Universidad de Gotinga, donde asistió a varios cursos.
Allí conoció a Gottlob Schulze, un profesor de filosofía que le aconsejó
emprender el estudio pormenorizado de Platón y Kant, para que luego lo
complementara con la lectura de las obras de Aristóteles y Spinoza.
La lectura de estos autores despertó en Schopenhauer su vocación
filosófica y en 1811 se trasladó a Berlín, donde estudió durante dos
años, para seguir los cursos de Fichte y Schleiermacher. Sin embargo,
ambos filósofos —muy en boga por aquel entonces— sólo consiguieron
decepcionarlo. Algo parecido puede decirse de Schelling, a quien
Schopenhauer leyó intensamente, como también a Fichte, en sus años de
estudiante en Berlín. A pesar de haberse pasado a la facultad de
filosofía, Schopenhauer también se matriculó en cursos de filología
clásica y de Historia y asistió también a un buen número de cursos de
ciencias naturales, pues consideraba que estos conocimientos ampliaban y
reforzaban su formación filosófica.
Ante la inminencia de los combates en contra de la ocupación
napoleónica, Schopenhauer abandonó Berlín y, tras una breve estancia
junto a su familia en Weimar, decidió retirarse a Rudolstadt. Allí
terminó de redactar su tesis titulada Über die vierfache Wurzel des
Satzes vom zureichenden Grunde (Sobre la cuádruple raíz del principio de
razón suficiente), escrito éste que presentó en noviembre de 1813 y que
le valió el título de Doctor por la Universidad de Jena.
Poco tiempo después regresó a la casa materna en Weimar, donde tuvo
ocasión de vincularse con Goethe y de conocer al orientalista Friedrich
Majer, quien lo introdujo en la antigua filosofía hindú.3 Las
conversaciones con Goethe en torno a temas relacionados con la Teoría de
los colores del poeta condujo a Schopenhauer a elaborar una teoría
propia al respecto, que plasmó en su segunda obra, Sobre la visión y los
colores, de 1816. Schopenhauer mostraría toda su vida una gran
admiración por Goethe, Homero, Shakespeare y escritores del Siglo de Oro
español, especialmente Baltasar Gracián, a quien tradujo al alemán y a
quien leía y citaba siempre en español.
De la fusión de las doctrinas brahmánicas y búdicas con las enseñanzas
de Platón y Kant, habría de surgir el núcleo del propio sistema
schopenhaueriano, sistema éste que quedó definitivamente plasmado en su
«obra capital» (Hauptwerk, denominada así por el mismo Schopenhauer)
intitulada El mundo como voluntad y representación (título original: Die
Welt als Wille und Vorstellung). Schopenhauer escribió su obra capital
durante los cuatro años que residió en Dresde, concluyendo la redacción
del manuscrito en 1818. Aunque la primera edición apareció de hecho en
diciembre de 1818, se imprimió con la fecha de 1819, razón por la que
generalmente la obra se data según la fecha que apareció impresa.
A los pocos años, y después de un viaje por Italia y de una incursión en
la ciencia en "Sobre la visión y los colores", entrega a su editor "El
mundo como voluntad y representación" la cual se publica en 1819. Su
obra principal, su "querida hija" no sufriría alteración alguna en sus
bases a lo largo de toda su vida, y a ella pivotan todas las demás
obras. Sin embargo, el fracaso editorial en su primera publicación fue
enorme; tanto como su decepción, lo cual justifica por no ser obra para
su tiempo, sino para tiempos venideros.
A pesar de las grandes expectativas que Schopenhauer había cifrado en su
obra, ésta resultó un rotundo fracaso. Tanto fue así que, nueve años
después de su aparición, todavía quedaban en los depósitos de la
editorial Brockhaus ciento cincuenta ejemplares de una tirada de
ochocientos, muchos de los cuales, a su vez, habían sido reciclados en
lugar de venderse.
Entre los años 1818 y 1819, Schopenhauer viajó por Italia y visitó las
ciudades de Florencia, Roma, Nápoles y Venecia. En el verano de 1819, a
raíz de una crisis financiera sin mayores consecuencias, se vio obligado
a volver a Alemania. Una vez allí, decidió entrar en la docencia. Fue
admitido como profesor en la Universidad de Berlín, donde comenzó a
dictar clases en marzo de 1820 como Privatdozent. Según una anécdota
relatada por el propio Schopenhauer, su examen de habilitación estuvo
marcado por su confrontación con Hegel, quien se hallaba en el tribunal.
Con la expresa intención de competir con Hegel, que a la sazón se estaba
convirtiendo, a todo efecto, en el filósofo oficial de la nación y
gozaba de una creciente popularidad, Schopenhauer hizo coincidir el
horario de sus cursos con los de aquél, aunque sin éxito alguno. Su
fugaz paso por los claustros duró sólo seis meses.
Schopenhauer emprendió, en 1822, un nuevo viaje a Italia. Más tarde, en
1825, regresó a Berlín, donde intentó infructuosamente regresar a la
docencia. En 1831, huyendo de una epidemia de cólera —que ese mismo año
había de cobrarse la vida de Hegel—, Schopenhauer se radicó en
Fráncfort, donde llevó una vida apacible y recluida durante los últimos
28 años de su vida.
En 1822 vuelve a Italia de la que regresa en 1825 con intención de dar
clases en Berlín, pero sus clases no se llenan a diferencia del por
entonces popular Hegel. Además, se le niega una cátedra. El fantasma de
la persecución a su obra empieza a asomar y al poco decide trasladarse a
Francfort del Main debido a un sueño premonitorio del que deja
constancia. En poco tiempo el cólera haría su aparición en Berlín, y su
rival, Hegel, caería víctima de ella.
Durante su vida en Francfort, va publicando diversas obras. "Sobre la
Voluntad en la naturaleza" publicada en 1836, intentaba conciliar su
sistema con los últimos logros de la ciencia pero no tuvo mayor
resonancia. En 1838 fallece su madre, poco después va a concurso
convocado por la Real Academia Noruega de las Ciencias que premia su
ensayo "En torno a la libertad humana", pero en otro convocado por la
academia danesa no obtuvo galardón pese a ser el único presentado por
"irrespetuosidad con los filósofos consagrados". El resto de sus obras
sufrirían parecido destino. En 1844 pública la segunda edición de "El
mundo como Voluntad y representación", aumentado con un segundo volumen
de "Complementos". Esta ignorancia sobre su obra se aguantaría hasta que
en 1851 aparecerían los "Parerga y Paralipómena" (Cosas accesorias y
omitidas), y su fama se disparó. Los artistas intentaban retratarle, la
juventud le seguía en esta visión no optimista del mundo tras haber
experimentado la desilusión de otra revolución más, la del 1848-49, y
personajes como Wagner quedaban impresionados. Este último, leyó "El
mundo como voluntad y representación", y en ella se inspiraría en buena
parte. Incluso le llegó a mandar un ejemplar dedicado de "El anillo de
los Nibelungos", su máxima obra. Como consecuencia de este
reconocimiento final, "El mundo como voluntad y representación" alcanza
su tercera edición, y al año de su muerte, 1860, se publica la segunda
edición de "Los dos problemas fundamentales de la ética".
Una idea de su personalidad nos la ofrece F.de Careil:
"Habitualmente reservado y de un natural tímido hasta la desconfianza,
no se entregaba más que a lo íntimos o a los visitantes que pasaban por
Francfort. Sus movimientos eran vivos y alcanzaban una energía
extraordinaria en la conversación; huía de las discusiones y de las
controversias verbales inútiles, pero era para mejor gozar del encanto
de una conversación placentera. Conocía y hablaba con igual perfección
cuatro idiomas: el francés, el alemán, el inglés, y el italiano y,
pasablemente, el español. Cuando conversaba, el verbo del anciano
bordaba sobre el cañamazo un poco pesado del alemán, sus brillantes
arabescos latinos, griegos, franceses o italianos. Era una seducción,
una profusión de agudezas, una riqueza de citas, una exactitud de
detalles que hacía olvidarse de la horas, y a veces el pequeño círculo
de sus íntimos le escuchaba hasta la medianoche sin que en ningún
momento apareciese la fatiga pintada en su rostro o se amortiguase el
fuego de su mirada. Su palabra clara y acentuada cautivaba al auditorio:
ordenaba y analizaba todo en conjunto; una sensibilidad delicada
aumentaba el calor; era exacto y preciso en toda clase de temas. Un
alemán que había viajado mucho por Abisinia, se quedó asombrado un día
al oírle dar detalles tan precisos acerca de las diferentes especies de
cocodrilos y de sus costumbres; se imaginó tener ante sí a un antiguo
compañero de viajes."
Después de una década y media sin nuevas publicaciones, en 1836 se
decidió de nuevo a llevar un escrito a las prensas: Sobre la voluntad en
la naturaleza, donde se esforzaba por mostrar las coincidencias de los
resultados recientes de diversas ciencias con las doctrinas de su
filosofía. El año siguiente, presentó la memoria Sobre la libertad de la
voluntad a un concurso abierto por la Real Sociedad Noruega de las
Ciencias, siendo premiada en enero de 1839. No tuvo la misma suerte su
memoria Sobre el fundamento de la moral, ya que la Real Sociedad Danesa
de las Ciencias, indignada por las invectivas contra Hegel y Fichte que
se hallaban en la obra, prefirió dejar desierto el premio. Las dos
memorias fueron reunidas y publicadas en 1841 bajo el título común Los
dos problemas fundamentales de la Ética.
En 1844 vio la luz la segunda edición de su obra capital,
considerablemente aumentada con diversas adiciones y con un segundo tomo
con cincuenta nuevos capítulos. La publicación dio lugar a algunas
reseñas y a que comenzaran a aparecer seguidores, de entre los cuales
cabe destacar a Julius Frauenstädt. Dado que la tesis doctoral,
considerada por Schopenhauer la «introducción» ideal a su sistema, no se
hallaba disponible, emprendió su segunda edición (1847), sometiendo la
obra a severos cambios.
Más tarde, en 1851, apareció una colección de ensayos y aforismos
publicada bajo el nombre de Parerga y paralipómena. Esta obra le
permitió a Schopenhauer alcanzar finalmente la repercusión y el renombre
que por tanto tiempo le habían sido negados. En 1854 se reeditaron el
escrito de 1816 sobre los colores y Sobre la voluntad en la naturaleza,
ambos con abundantes adiciones y cambios. La tercera y última edición de
El mundo como voluntad y representación tuvo lugar, al fin, en 1859.
Otras reediciones (Parerga y Paralipómena, Sobre la cuádruple raíz del
principio de razón suficiente) fueron realizadas póstumamente de la mano
de J. Frauenstädt, siguiendo indicaciones de Schopenhauer.
Todo este giro radical en la aceptación de su obra era visto con gran
satisfacción por Schopenhauer, y no dejaba de aprovechar la ocasión para
hacer un repaso mordaz de todos aquellos que le habían denostado. Al
final de su vida, le fue ofrecido el ser miembro de honor de la Real
Academia Danesa, puesto que éste rechaza. Sin embargo todos estos rasgos
de ésta faceta esporádica del carácter de Schopenhauer tiene también su
lado negativo, pues hay que comentar que fue poseedor de una explícita
misoginia, de la cual al final de su vida se arrepintió en buena parte
"No he dicho la última palabra sobre las mujeres, creo que cuando una
mujer logra sustraerse a la masa, es decir, sobresalirse por encima de
ella, es capaz de engrandecerse ilimitadamente y más que los propios
hombres." Esta misoginia suele ser explicada por varios autores debido a
la tormentosa relación que mantuvo con su madre, sin embargo esto le ha
contraído cierta mala prensa.
En ese tiempo contactó con el orientalista F. Mayer, lo que supuso un
acontecimiento capital en la trayectoria del pensamiento del autor.
Brahmanismo, budismo, taoísmo... y un largo etcétera de las ideas
maestras de Oriente pasaban por sus manos mientras veía en ellas
constantes afirmaciones a los planteamientos expuestos en su tesis.
Estas traducciones, de discutida exactitud por entonces, empezaban a
entrar en Occidente en esa misma época e impactaron tan fuertemente al
autor, que ya después a lo largo de su vida su atención en ellas sería
permanente. Incluso siendo tan contrario a toda forma religiosa, se dice
que consiguió una estatuilla de bronce de un Buda la cual colocaría en
su dormitorio. Sin conocimientos para sondear los fundamentos prácticos
de lo que estos libros exponían, Schopenhauer se ha de contentar con
"encontrar consuelo en la amable sonrisa del Buda", frente al absurdo de
la existencia.
En Francfot vive en compañía de su perro, animal éste que junto al
resto, trata con total devoción y de los que dice que su compañía no
tiene comparación a la de las personas. Aquí vivirá retirado hasta su
muerte en 1860 disfrutando de una cómoda renta que le permitirá una
producción literaria no muy numerosa pero si muy cuidada y de gran
valor. Aprende también el español y traduce el complejo "Oráculo" de
Baltasar Gracián, y lee con asiduidad a Calderón. Su admiración por lo
hispano le lleva incluso a un excelente dominio del refranero, el cual
usa muy frecuentemente.
Un año después de la fecha de este relato, en 1860, fallece
Schopenhauer. Su asistenta fue como cada mañana a su habitación. Estaba
reclinado en su sillón con una leve sonrisa. Schopenhauer murió como
consecuencia de un paro cardiorrespiratorio el 21 de septiembre de 1860.
Pensamiento
Denn da der ganze Mensch nur die Erscheinung seines Willens ist; so kann
nichts verkehrter sein, als, von der Reflexion ausgehend, etwas Anderes
sein zu wollen, als man ist <...> [Puesto que el hombre en su
totalidad es sólo el fenómeno de su voluntad, nada puede resultar más
absurdo que, partiendo de la reflexión, querer ser algo distinto de lo
que se es <...>]
Schopenhauer, poco dado en principio a las licencias especulativas del
idealismo alemán, tomó como base de su propio sistema el criticismo de
Kant. Sin embargo, mientras el Kant de la primera crítica negaba
radicalmente la posibilidad de conocer el noúmeno o cosa en sí (Ding an
sich), Schopenhauer sostuvo que mediante la introspección era posible
acceder al conocimiento esencial del yo. Identificó a este con un
principio metafísico al que denominó «voluntad» o «voluntad de vivir»
(Wille zum Leben). Por otra parte, redujo los doce conceptos puros a
priori del entendimiento (categorías) del sistema kantiano a uno sólo:
el principio de razón suficiente o de causalidad.
El concepto de voluntad, en el estricto sentido schopenhaueriano, no
alude a la mera facultad psíquica de querer sino que, antes bien, se
refiere a un ser o esencia (Wesen) de carácter metafísico cuyo correlato
sensible es el mundo fenoménico. En efecto: el mundo de los fenómenos
—que a diferencia de la Voluntad está sujeto indefectiblemente a las
coordenadas espacio-temporales determinadas por el principio de
individuación (principium individuationis) y a la ley de causalidad—, no
es más que la Voluntad misma «objetivada» que, en cuanto tal, debe ser
entendida en términos de lo que Schopenhauer llama «representación»
(Vorstellung).
Según Schopenhauer, la voluntad —en su modo de ser objetivado— se
manifiesta en todos los estratos del mundo natural, desde la simple
piedra hasta el hombre, en quien alcanza su grado máximo al adquirir la
forma del deseo consciente —en cuyo único caso pasa a identificarse con
la noción corriente de voluntad—. En sí misma, sin embargo, la Voluntad
no es otra cosa que «un ciego afán (Drang), un impulso o pulsión (Trieb)
carente por completo de fundamento y motivos» (El mundo como voluntad y
representación, II. ii, 28). En otras palabras:
Bajo tales aspectos, entonces, resulta evidente que yo, con razón, haya
puesto a la Voluntad de vivir como lo ulteriormente inexplicable, o más
bien, como fundamento y base de toda explicación y que esta —muy lejos
de ser un palabrerío vacío como 'lo absoluto', 'lo infinito', 'la idea' y
demás expresiones similares— sea lo más real (das Allerrealste) que
conocemos; más aún: el núcleo de la realidad misma (der Kern der
Realität selbst).
Ahora bien, en la medida en que la voluntad se expresa en la vida
anímica del hombre bajo la forma de un continuo deseo siempre
insatisfecho, Schopenhauer concluye que «toda vida es esencialmente
sufrimiento (Leiden)» (Op. cit., IV, § 56). Y aun cuando el hombre, tras
múltiples esfuerzos, consigue mitigar o escapar momentáneamente del
sufrimiento, termina por caer, de manera inexorable, en el insoportable
vacío del aburrimiento. De ahí que la existencia humana sea un constante
pendular entre la Escila del dolor (Schmerz) y la Caribdis del tedio
(Langeweile), periplo éste que la inteligencia sólo puede anular a
través de una serie de fases que conducen, progresivamente, a una
negación consciente de la Voluntad de vivir.
Es por ello por lo que Schopenhauer propone una huida del mundo. Con
todo, no aprueba el suicidio como camino, ya que el suicida no renuncia a
la vida en sí misma, sino a la que le ha tocado vivir en condiciones
desfavorables. Por lo tanto, el filósofo reconocerá como válidas sólo
tres alternativas, que jerarquiza según el grado de aniquilación de la
Voluntad implicado en cada una de ellas:
la contemplación de la obra de arte como acto desinteresado, fundamento de su estética;
la práctica de la compasión, piedra angular de su ética;
la autonegación del yo (asimilable a una suerte de nirvana) mediante una vida ascética.
Por lo demás, Schopenhauer fue el primer gran filósofo occidental que
puso en contacto los pensamientos de su época con los de Oriente y uno
de los primeros en manifestarse abiertamente ateo.
En este sentido, cabe destacar la acérrima defensa que propugnó por los
derechos de los animales, seguramente motivada por sus influencias de
Oriente, de tal suerte que en su obra pueden verse numerosos pasajes a
este respecto:
La compasión hacia los animales está tan estrechamente ligada a la
bondad de carácter que se puede afirmar con seguridad que quien es cruel
con los animales no puede ser una buena persona.
Una compasión sin límites por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la buena conducta moral.
"Ni el mundo es un artilugio (Machwerk) para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad".
"El hombre no debe compasión (Erbarmen) a los animales, sino justicia".
"El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales".
"Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar".
"Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa".
"Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra "desesperado".
"La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos".
"En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad".
"Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario".
"La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes".
"Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia".
"La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su
constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra
cuánto se aburren".
Sobre el mundo
"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es
por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... La vida
del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre
de resultar vencido. La vida es una cacería incesante, donde los seres,
unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una
horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así:
querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después
morir... Y así sucesivamente por los siglos, de los siglos hasta que
nuestro planeta se haga trizas."
"Nuestro mundo civilizado no es más que una mascarada donde se
encuentran caballeros, curas, soldados, doctores, abogados, sacerdotes,
filósofos, pero no son lo que representan, sino solo la mascara, bajo la
cual, por regla general, se esconden especuladores de dinero."
Sobre el sentido de la vida
"Los hombres se parecen a esos relojes de cuerda que andan sin saber por
qué. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se
da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez
más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por
frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas imperceptibles."
"Me dicen que abra los ojos y contemple las bellezas que el sol alumbra;
que admire sus montañas, sus valles, sus torrentes, sus plantas, sus
animales y no sé cuantas cosas más. Pero entonces, ¿el mundo no es más
que una linterna mágica?. Ciertamente el espectáculo es espléndido, pero
en cuanto a representar allí algún papel, eso es otra cosa."
"No hay más que tres resortes fundamentales de las acciones humanas, y
todos los motivos posibles sólo se relacionan con estos tres resortes.
En primer término, el egoísmo, que quiere su propio bien y no tiene
límites; después, la perversidad, que quiere el mal ajeno y llega hasta
la suma crueldad, y últimamente la conmiseración, que quiere el bien del
prójimo y llega hasta la generosidad, la grandeza del alma. Toda acción
humana debe referirse a uno de estos 3 móviles, o aun a dos a la vez."
Sobre la bondad natural del ser humano
"Imaginad suprimida la fuerza pública, sea, quitado el bozal.
Retrocederíais con espanto ante el espectáculo que se ofrecería a
vuestros ojos, espectáculo que cada cual se figura fácilmente. ¿No basta
esto para confesar cuan poco arraigo tienen la religión, la conciencia,
la moral natural, cualquiera que sea su fundamento?."
"Sólo la conmiseración es el principio real de toda justicia libre y
verdadera. La conmiseración es un hecho innegable de la conciencia
humana; es esencialmente propia de ésta y no depende de nociones
anteriores, de ideas a priori, religiones, dogmas, mitos, educación y
cultura."
"Lo que la lluvia es para el fuego, eso es la lástima para la ira."
Sobre la amistad
"Nada mejor la ignorancia del mundo como alegar, cual prueba de los
méritos y valía de un hombre, que tiene muchos amigos. ¡Como si los
hombres otorgasen su amistad con arreglo a la valía y al mérito! ¡Como
si, por el contrario, no fueran semejantes a los perros, que aman a
quien les acaricia o solamente les hecha huesos que roer, sin mas
halago! Quien mejor sabe acariciar a los hombres - aun cuando sean
asquerosas alimañas -, ese tiene muchos amigos."
"Debo confesarlo sinceramente. La vista de cualquier animal me regocija
al junto y me ensancha el corazón, sobre todo la de los perros, y luego
la de todos los animales en libertad, aves, insectos, etc. Por el
contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una
aversión muy señalada, por que con cortas excepciones, me ofrecen el
espectáculo de las deformidades mas horrorosas y variadas: fealdad
física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable,
síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin,
una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes. Por
eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz al
encontrar allí a los brutos."
Sobre la Sociedad y el Estado
"El estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver inofensivo
a ese animal carnicero, el hombre, y hacer de suerte que tenga el
aspecto de un herbívoro."
"No hay que desesperar a cada absurdo que se dice en público o en la
sociedad, que se imprime en los libros y que se acoge bien, o al menos
no se refuta; no hay que creer tampoco que quedará eternamente
consolidado. Sepamos, para consuelo nuestro, que más tarde, e
insensiblemente el absurdo se rumiará, se elucidará, se meditará, se
examinará, se discutirá, y las mas veces de las veces se juzgará con
justicia al fin y al cabo, de suerte que, después de transcurrido un
tiempo variable en función de la dificultad del asunto, casi todo el
mundo acabará por comprender lo que el espíritu lúcido había visto a
primera vista. Verdad es que en el ínterin hay que tener paciencia, por
que un hombre de juicio justo entre personas que están en el error se
parecerá a aquel cuyo reloj marcha bien en una ciudad en donde todos los
relojes andan desarreglados. Él sabe la hora exacta; pero ¿qué
importa?. Todo el mundo se guía por los relojes públicos, que marcan una
hora fatal, aun los que saben que sólo el reloj del primero da la hora
verdadera."
"Toda sociedad exige, necesariamente, un acomodamiento recíproco, un
temperamento; así cuanto más numerosa es, más insípida se hace. No se
puede ser verdaderamente uno mismo, sino mientras está uno sólo; por
consiguiente, quien no ama la soledad, no ama la libertad, porque no es
uno libre sino estando solo."
"Ah! Cuando la calidad de la sociedad pueda sustituir a la cantidad,
entonces merecerá la pena vivir aunque sea en el gran mundo, pero cien
necios puestos en montón no hacen un hombre de talento".
Sobre la felicidad
"Pero lo que más que nada contribuye directamente a nuestra felicidad,
es un humor jovial, porque esta buena cualidad encuentra inmediatamente
su recompensa en sí misma. En efecto; el que es alegre, tiene siempre
motivo para serlo, por lo mismo que lo es. Nada puede remplazar a todos
los demás bienes tan completamente como esta cualidad, mientras que ella
misma no puede reemplazarse por nada. Que un hombre sea joven, hermoso,
rico, y considerado, para poder juzgar su felicidad la cuestión sería
saber si, además es alegre; en cambio si es alegre, entonces poco
importa que sea joven o viejo, bien formado o contrahecho, pobre o rico:
es feliz."
"Así pues debemos abrir puertas y ventanas a la alegría, siempre que se
presente, porque nunca llega a destiempo, en vez de vacilar en
admitirla, como a menudo hacemos, queriendo primero darnos cuenta de si
tenemos motivos para estar contentos por todos conceptos, o por miedo de
que nos aparte de meditaciones serias o de graves preocupaciones; y sin
embargo, es muy incierto que ellas puedan mejorar nuestra situación, al
paso que la alegría es un beneficio inmediato. Ella sola es, por
decirlo así, el dinero contante y sonante de la felicidad."
"Es cierto que nada contribuye menos a la alegría que la riqueza, y nada
contribuye más que la salud; en las clases inferiores, entre los
trabajadores de la tierra, se observan los rostros alegres y contentos;
en los ricos y grandes dominan las figuras melancólicas."
Sobre la lectura
"Por eso es muy importante conocer el arte de no leer. Consiste en no
leer lo que preocupa momentáneamente al gran público, como libelos
políticos y eclesiásticos, novelas, poesías, etc., algunos de los cuales
alcanzan varias ediciones"
"Para leer lo bueno es necesario no leer lo malo, por que la vida es corta y el tiempo y las fuerzas limitadas."
"Sentencias de la razón llaman todos a ciertas frases que se creen
verdad sin investigarlas, convencidos que, aunque quisieren, no podrían
comprobarlas seriamente, teniéndolas que poner en duda por lo pronto.
Han obtenido ese crédito desde que empezaron a hablar y pensar,
siéndoles siempre repetidas e inoculadas; así, pues, se han acostumbrado
a pensarlas desde que han reflexionado, no pudiendo ya separarlas de
si, por que se han unido a sus cerebros. Lo dicho es tan verdad, que
sería superfluo y hasta peligroso el demostrarlo con ejemplos."
"Se escriben libros sobre los grandes espíritus de pasado, y el público
los lee, pero no a aquellos, por que quiere siempre ver impresos
frescos, y con el vulgo está más en armonía la charla de los cretinos
contemporáneos que los pensamientos de los grandes espíritus. Doy las
gracias al destino, que me hizo leer un hermoso epigrama de Schlegel,
que ha llegado a ser mío: 'Leer con calor a los verdaderos antiguos, lo
que de ellos dicen los modernos no significa mucho'. ¡Cómo se parecen
los hombres vulgares! ¡Todos parecen hechos con el mismo molde! ¡Les
ocurre siempre lo mismo en las mismas ocasiones! Y sus bajas intenciones
personales, y la charla despreciable de tales sujetos lee un público
estúpido con tal de que estén impresas hoy mismo, dejando en los
estantes a los grandes espíritus."
"En todos los tiempo hay dos literaturas, paralelas y opuestas: una real
y una aparente. Aquella llega a ser la literatura permanente, hecha por
hombres que viven para la ciencia y la poesía, avanzando seria y
acompasadamente, pero con mucha lentitud, produciendo en Europa una
docena de obras por siglo, pero obras que quedan. La otra literatura
está escrita por hombres que viven de la ciencia o poesía: llenando
todos los años el mercado con muchos miles de obras, pero al cabo de
algunos años se pregunta: ¿dónde están las obras? ¿Dónde está la gloria
tan rápida y ruidosa? Puede llamarse a una literatura permanente y la
otra pasajera."
"No hay mayor goce espiritual que la lectura de los antiguos clásicos:
su lectura, aunque de una media hora, nos purifica, recrea, refresca,
eleva y fortalece, como si se hubiese bebido en una fresca fuente que
mana entre rocas."
"En la historia mundial siempre significa algo un medio siglo, por que
siempre ocurre algo. Pero en la historia de la literatura no significa
nada, por que no sucede nada, ya que los intentos chapuceros no
importan. Se está donde se estaba hace cincuenta años. [...] Así por
ejemplo la filosofía de Fichte y Schelling está coronada por la
caricatura de Hegel. Este epiciclo se desviaba últimamente de la línea
circular por Kant conducida. De donde la he recogido yo para
continuarla; entre tanto, recorrieron su epiciclo los citados
seudofilósofos y aun algunos otros, epiciclo que ahora concluye,
reconociendo el público que se encuentra donde ha partido."
Sobre la religión
"En verdad que no es el judaísmo, sino el brahmanismo y el budismo
quienes, por su espíritu y tendencia moral, se aproximan al
cristianismo. El espíritu y la tendencia moral son la esencia de una
religión, y no los mitos que lo envuelven. El espíritu del antiguo
testamento es verdaderamente extraño al puro cristianismo, por que en
todo el nuevo testamento se trata del mundo como una cosa a la cual no
se pertenece y no se ama, una cosa que está bajo el imperio del diablo.
Esto se halla conforme con el espíritu de ascetismo, de renunciamiento y
de victoria sobre el mundo; espíritu que junto con el de amor al
prójimo y el perdón de las injurias, señala el rasgo fundamental y la
estrecha afinidad que unen al cristianismo, al brahmanismo y al
budismo."
"Cuan limitado y pobre es el intelecto humano normal, y cuan escasa la
claridad de la conciencia, se percibe en que, a pesar de la brevedad
pasajera de la vida humana arrojada al tiempo infinito, la miseria de
nuestra existencia, los infinitos enigmas, el carácter importante de
tantas apariencias y la insuficiencia de la vida, a pesar de todo, no
filosofan todos constantemente, sino sólo unos cuantos pocos, perfectas
excepciones. Los demás viven en este sueño, casi como los animales, de
los cuales al fin se distinguen sólo por tener la previsión de algunos
años. La necesidad metafísica que quizás sintieran está prevista desde
arriba y por adelantado por las religiones, que les bastan, sean como
fueren. Sin embargo, pudiera suceder que en el silencio se filosofa
mucho más de lo que parece, aunque sea esta filosofía... ,como sea.
Realmente es nuestra situación muy deplorable; vivir un lapso de tiempo
lleno de dificultades, miserias, angustias y dolores sin saber ni
siquiera de dónde venimos, a donde vamos, y con todo esto tener que oír
aun a los clérigos de todos los colores, con sus respectivas
revelaciones y sus amenazas contra los incrédulos."
"Que el mundo tiene sólo una significación física y no moral es el mayor
error y el más pernicioso error fundamental, la verdadera perversidad
del pensar, y en el fondo, es también lo que la fe ha personificado como
el anticristo."
Sobre la filosofía
"Para filosofar hacen falta dos condiciones: primera, tener el valor de
no suprimir ninguna pregunta, y segunda, comprender como problema todo
aquello que se comprende por si mismo, teniendo conciencia de ello"
"Lo que se opone más al hallazgo de la verdad no es la falsa apariencia
que surge de las cosas, llevando al error, ni tampoco inmediatamente la
debilidad de la inteligencia, sino la opinión presupuesta, el prejuicio
que se impone como impedimento a priori a la verdad."
"...al periodo brillante de Kant seguía otro inmediatamente en la
filosofía alemana que pretendía imponerse en lugar de convencer: ser
brillante e hiperbólica, pero incomprensible en lugar de profunda y
clara.[...]Pues en Hegel y sus secuaces ha llegado el superlativo la
impertinencia de escribir tonterías, y el reclamo sin conciencia, y la
intención manifiesta de estos sordos manejos, de modo que se puso al fin
de manifiesto para todos toda esta charlatanería, acabando también con
la protección de arriba gracias a ciertas revelaciones. Los antecedentes
de Fichte y Schelling, respecto a la filosofastrería más miserable que
jamás ha existido, arrastraban también a estos al abismo del
descrédito."
"Si imagino un objeto, quizá un panorama, y me imagino que en este
momento me cortan la cabeza, sé bien que el objeto quedaría invariable:
esto indica en lo más profundo que también yo existía todavía. Esto lo
comprenderán muy pocos, y para éstos queda dicho."
"La inteligencia no es una magnitud extensa, sino intensa; por esto
opone un hombre razonable su criterio a diez mil personas, y mil necios
no hacen un hombre razonable."
"Lo que falta en la mayoría de las cabezas son dos cualidades
emparentadas: juzgar y tener ideas propias. Ambas cualidades faltan de
una manera increíble y los que no pertenecen a ellos no comprenden la
tristeza de su existencia."
"La genialidad consiste en la objetividad del intelecto."
"Para tener ideas originales, extraordinarias y quizá hasta inmortales,
basta quedar extraño completamente al mundo y a las cosas por un
momento."
"El mundo como voluntad y representación" Vol. I -
"El mundo es mi representación: esta verdad es aplicable a todo ser que
vive y conoce, aunque sólo al hombre le sea dado tener conciencia de
ella; llegar a conocerla es poseer el sentido filosófico. Cuando el
hombre conoce esta verdad estará para él claramente demostrado que no
conoce ni un sol ni unta tierra, y sí únicamente un ojo que ve el sol y
una mano que siente el contacto con la tierra; que el mundo que le rodea
no existe más que como representación, esto es, en relación con otro
ser: aquel que le percibe, o sea él mismo. Si hay alguna verdad a priori
es ésta, pues expresa la forma general de la experiencia, la más
general de todas, incluidas las de espacio, tiempo y causalidad, puesto
que la suponen."
"Toda satisfacción, o lo que comúnmente se llama felicidad, es , por su
naturaleza, siempre negativa, nunca positiva. No es algo que exista por
sí mismo, sino la satisfacción de un deseo, pues la condición primera de
todo goce es desearle, tener necesidad de alguna cosa. Mas con la
satisfacción desperece el deseo y por lo tanto cesa la condición del
placer y el placer mismo. De aquí que la satisfacción o felicidad no
pueda ser nunca más que la supresión de un dolor, de una necesidad"
"El suicidio, lejos de negar la voluntad, la afirma enérgicamente. Pues
la negación no consiste en aborrecer el dolor, sino los goces de la
vida. El suicida ama la vida; lo único que pasa es que no acepta las
condiciones en que se le ofrece."
"Nosotros lo reconocemos, efectivamente: lo que queda después de la
supresión de la voluntad no es para todos aquellos a quienes la voluntad
anima todavía, sino la nada. Pero también es verdad que para todos
aquellos en los cuales la voluntad se ha convertido o suprimido, este
mundo tan real, con todos sus soles y nebulosas, no es tampoco otra cosa
más que la nada." (Esta nada entendida como el punto en que no hay
sujeto ni objeto)".
La originalidad y el carácter anticipativo del pensamiento
schopenhaueriano dejó su fuerte e insoslayable impronta en autores de la
talla de Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Thomas Mann, Ludwig
Wittgenstein, Eduard von Hartmann, Hans Vaihinger, Marcel Proust, Henri
Bergson, Émile Cioran, Jorge Luis Borges, entre otros.
El concepto de Schopenhauer de impulso («Trieb») sin objeto, presumiblemente a través de la obra de
Nietzsche, se situaría en la base de la doctrina psicoanalítica de la pulsión de Sigmund Freud, otro pesimistas.
Algunas personas comentan que la situación del ser humano y del mundo
descrita por Schopenhauer es tan cierta como triste y desesperanzada. Es
comprobable como la obra de este autor provoca en el lector opiniones
muy polarizadas, y de alguna forma eso debe tener mucho que ver con lo
que hay en el interior de cada persona que se acerca a ella.
Schopenhauer nos invita a conocer la verdad del ser humano y el mundo.
Es un viaje a través de la tristeza y la desolación, una invitación a no
esperar nada. Posiblemente alguien piense que eso nos hunde en la
tristeza y el pesimismo, pero es tan sólo la particular noche oscura de
su obra, necesaria para que resuene en su filosofía la auténtica
esperanza en la existencia de una naturaleza más profunda,
incondicionada, libre e indestructible. Alegría pues.
http://www.schopenhauer-web.org/bienvenidos.html. "Bienvenidos".
http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=901. "Arthur Schopenhauer"
es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Schopenhauer. "Arthur Schopenhauer".
La Foto de Hoy:
La Caricatura del Día:
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