sábado, 8 de noviembre de 2014

08/11/2014. Servicio de Noticias de Avanzada Venezolana (AV). Por Kelder Toti. Las Columnas de Opinión. La Voluntad como Poder: Arthur Schopenhauer. Por Kelder Toti La Foto de Hoy. La Caricatura del Día.

08/11/2014. Servicio de Noticias de avanzada Venezolana (AV). Por Kelder Toti.
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La Columna de Opinión.

La Voluntad como Poder: Arthur Schopenhauer 

                             Por Kelder Toti.


Arthur Schopenhauer [Acerca de este sonido 'ʔatʰu:ɐ 'ʃo:pnhaʊɐ (?·i)] (Danzig, 22 de febrero de 1788 — Fráncfort del Meno, Reino de Prusia, 21 de septiembre de 1860) fue un filósofo alemán.

Su filosofía, concebida esencialmente como un «pensar hasta el final» la filosofía de Kant, es deudora de Platón y Spinoza, sirviendo además como puente con la filosofía oriental, en especial con el budismo, el taoísmo y el vedanta. En su obra tardía, a partir de 1836, presenta su filosofía en abierta polémica contra los desarrollos metafísicos postkantianos de sus contemporáneos, y especialmente contra Hegel, lo que contribuyó en no escasa medida a la consideración de su pensamiento como una filosofía «antihegeliana».

Su trabajo más famoso, Die Welt als Wille und Vorstellung (El mundo como voluntad y representación), constituye desde el punto de vista literario una obra maestra de la lengua alemana de todas las épocas. Supone además una de las cumbres del idealismo occidental, y el pesimismo profundo (que no profundo pesimismo), que perdura en la obra de escritores y pensadores de los siglos XIX y XX, de la talla de Richard Wagner, León Tolstói, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Thomas Mann, Carl Gustav Jung, Albert Einstein, Otto Weininger, Otto Rank, Erwin Schrödinger, Ludwig Wittgenstein, Jorge Luis Borges, Pío Baroja o Émile Cioran, entre otros.

Arthur Schopenhauer nació el 22 de febrero de 1788 en el seno de una acomodada familia de Danzig. El padre de Arthur, Heinrich Floris Schopenhauer, fue un próspero comerciante que inició a su hijo en el mundo de los negocios, haciéndole emprender largos viajes por Francia e Inglaterra. Su madre, Johanna Henriette Trosenier, fue una escritora que alcanzó cierta notoriedad al organizar soirées (veladas) literarias en la ciudad de Weimar. Tales reuniones le brindaron al joven Arthur la oportunidad de entrar en contacto con grandes personalidades del mundo cultural de su tiempo como Goethe y Wieland. Por lo demás, el carácter extrovertido y jovial de Johanna contrastaba con la hosquedad y misantropía de su hijo. De ahí que la relación entre ambos fuera bastante conflictiva. Este rasgo de la personalidad de Schopenhauer condicionó también el trato con su única hermana, Adele, nueve años menor que él.

Pensador alemán y uno de los mejores prosistas en lengua germana. Con lenguaje claro y sencillo fue penetrando en las bases más profundas de la filosofía occidental. Elaboró un original sistema que recogía el pensamiento de los clásicos como Platón y de su antecesor Kant para llevarlos a coincidir sorprendentemente con budismo e hinduismo, cerrando así el círculo de la filosofía para llevarla de nuevo a sus orígenes, a las culturas más antiguas de la humanidad. Fue de hecho, el primer intento serio de unir las metafísicas occidental y oriental, y aunque esto no fuera intencional, lo cierto es que se anticipó a los intereses del siglo venidero.

Arthur Schopenhauer nació en la ciudad de Danzig en Febrero de 1788 al tiempo en que Kant publicaba su "Crítica de la razón Pura". Su padre, un próspero comerciante de carácter fuerte, era un republicano liberal que admiraba todo lo inglés, una admiración que procuró transmitírsela a su hijo quien recogió buena parte de este interés. Empeñado en que su hijo siguiera su misma carrera comercial, acabaría encontrando la oposición de éste a quien no hacía gracia seguir sus pasos. No obstante, Arthur siempre llevó una buena relación con él; estima que aparece en sus escritos al agradecer que su independencia económica heredada de su progenitor le hubiera permitido llevar a cabo su verdadera vocación. Con su madre sin embargo tuvo que experimentar relaciones muy difíciles. Era una mujer de temperamento jovial y alegre, hábil en el trato con los demás y asidua a las reuniones sociales, sin embargo chocó ya tempranamente con su hijo a quien llegó a desheredar.

Cuando en 1793 los prusianos ocupan Danzig, la familia se retira a Hamburgo, donde por su nueva casa pasarían regularmente poetas y literatos. Este ambiente llevó a su madre a escribir varios libros que no tuvieron mayor difusión. 4 años después, en 1797, su padre lo envía a Francia a educarse en plena efervescencia del caos pos-revolucionario, poco después, y siguiendo una itinerante y políglota educación viajará a Londres para aprender el inglés. Aquí el rígido carácter británico de por entonces no era demasiado de su agrado, aunque estas pequeñas decepciones contribuirían a desarrollar cierto negativismo respecto a las supuestas virtudes colectivas como el patriotismo, frente al cual siempre se mostró escéptico cuando no satírico. Todo esto, sumado a lo fuertemente impresionado que quedaría por los sufrimientos de las clases humildes que veía en sus viajes en una época tan convulsionada, le llevaría a asumir una especial percepción del mundo que desarrollaría ampliamente años después. Como él comenta "a los diecisiete años, sin ninguna formación intelectual, me sentí tan impresionado por la miseria de la vida como Buda, cuando en su juventud contempló la enfermedad, la vejez, el dolor y la muerte."

En 1805 muere su padre en un oscuro suicidio, algo de lo que moralmente culparía a su madre. Sin embargo quedará bajo la tutela de ésta con la que se traslada a vivir a Weimar. En casa de su madre verá abrir un salón literario por el que pasarán artistas muy importantes, Goethe entre otros. Inicia por entonces su carrera comercial, pero después de un cierto tiempo e influido por las charlas que presencia en su casa, decide cambiar de vocación e ingresa primero en el Gymnasium de Gotha, donde estará 6 años, para luego seguir sus estudios preuniversitarios en Weimar. Poco después ingresa en la universidad, siguiendo cursos de medicina, ciencias naturales e historia en Gottinga; para entonces Schopenhauer habla además de su lengua, el inglés, el italiano y algo de francés, además del griego y el latín. Bajo las recomendaciones de Schulze, un discípulo de Kant, se centra en las lecturas de Platón y Kant, lecturas que comparte con una pasajera afición a la antropología.

En 1811 se traslada a la universidad de Berlín, donde queda impresionado por Wolf, a la vez que decepcionado por Fichte, el cual gozaba de fama profesional. Durante su estancia en Berlín estalla la guerra de liberación contra Napoleón, pero Schopenhauer al ser extranjero no es llamado a filas, y opta por dirigirse a un pequeño pueblo alejado del conflicto y en donde redacta su primera tesis "Sobre la cuádruple raiz del principio de razón suficiente" en 1813, sobre la cual se germinaría su posterior sistema. Esta obra la dedicó a su madre quien la recibió con desdén. No obstante después de obtener el doctorado, volvió a casa de su madre en Weimar, en donde disfrutó de la amistad de Goethe y al que profesó una admiración de por vida.

En 1793, poco antes de que Danzig fuera anexada a Prusia, la familia se trasladó a Hamburgo. Por expreso mandato paterno y a contramano de su propia vocación, Schopenhauer inició en 1805 la carrera de comercio en calidad de aprendiz. Ese mismo año murió su padre, presumiblemente por suicidio. No obstante, Arthur siempre llevó una buena relación con él, estima que aparece en sus escritos al agradecer que su independencia económica heredada de su progenitor le hubiera permitido llevar a cabo su verdadera vocación. Al morir Heinrich Floris, el resto de la familia se trasladó a Weimar. Es allí donde su madre decidió iniciar las ya mencionadas tertulias literarias. Arthur, sin embargo, permaneció en Hamburgo con el fin de ejercer la profesión de comerciante.

Pero, poco antes de cumplir los veinte años de edad, Schopenhauer decidió abandonar definitivamente el comercio para emprender estudios universitarios. De este modo, en 1809, se matriculó como estudiante de Medicina en la Universidad de Gotinga, donde asistió a varios cursos. Allí conoció a Gottlob Schulze, un profesor de filosofía que le aconsejó emprender el estudio pormenorizado de Platón y Kant, para que luego lo complementara con la lectura de las obras de Aristóteles y Spinoza.

La lectura de estos autores despertó en Schopenhauer su vocación filosófica y en 1811 se trasladó a Berlín, donde estudió durante dos años, para seguir los cursos de Fichte y Schleiermacher. Sin embargo, ambos filósofos —muy en boga por aquel entonces— sólo consiguieron decepcionarlo. Algo parecido puede decirse de Schelling, a quien Schopenhauer leyó intensamente, como también a Fichte, en sus años de estudiante en Berlín. A pesar de haberse pasado a la facultad de filosofía, Schopenhauer también se matriculó en cursos de filología clásica y de Historia y asistió también a un buen número de cursos de ciencias naturales, pues consideraba que estos conocimientos ampliaban y reforzaban su formación filosófica.

Ante la inminencia de los combates en contra de la ocupación napoleónica, Schopenhauer abandonó Berlín y, tras una breve estancia junto a su familia en Weimar, decidió retirarse a Rudolstadt. Allí terminó de redactar su tesis titulada Über die vierfache Wurzel des Satzes vom zureichenden Grunde (Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente), escrito éste que presentó en noviembre de 1813 y que le valió el título de Doctor por la Universidad de Jena.

Poco tiempo después regresó a la casa materna en Weimar, donde tuvo ocasión de vincularse con Goethe y de conocer al orientalista Friedrich Majer, quien lo introdujo en la antigua filosofía hindú.3 Las conversaciones con Goethe en torno a temas relacionados con la Teoría de los colores del poeta condujo a Schopenhauer a elaborar una teoría propia al respecto, que plasmó en su segunda obra, Sobre la visión y los colores, de 1816. Schopenhauer mostraría toda su vida una gran admiración por Goethe, Homero, Shakespeare y escritores del Siglo de Oro español, especialmente Baltasar Gracián, a quien tradujo al alemán y a quien leía y citaba siempre en español.

De la fusión de las doctrinas brahmánicas y búdicas con las enseñanzas de Platón y Kant, habría de surgir el núcleo del propio sistema schopenhaueriano, sistema éste que quedó definitivamente plasmado en su «obra capital» (Hauptwerk, denominada así por el mismo Schopenhauer) intitulada El mundo como voluntad y representación (título original: Die Welt als Wille und Vorstellung). Schopenhauer escribió su obra capital durante los cuatro años que residió en Dresde, concluyendo la redacción del manuscrito en 1818. Aunque la primera edición apareció de hecho en diciembre de 1818, se imprimió con la fecha de 1819, razón por la que generalmente la obra se data según la fecha que apareció impresa.

A los pocos años, y después de un viaje por Italia y de una incursión en la ciencia en "Sobre la visión y los colores", entrega a su editor "El mundo como voluntad y representación" la cual se publica en 1819. Su obra principal, su "querida hija" no sufriría alteración alguna en sus bases a lo largo de toda su vida, y a ella pivotan todas las demás obras. Sin embargo, el fracaso editorial en su primera publicación fue enorme; tanto como su decepción, lo cual justifica por no ser obra para su tiempo, sino para tiempos venideros.

A pesar de las grandes expectativas que Schopenhauer había cifrado en su obra, ésta resultó un rotundo fracaso. Tanto fue así que, nueve años después de su aparición, todavía quedaban en los depósitos de la editorial Brockhaus ciento cincuenta ejemplares de una tirada de ochocientos, muchos de los cuales, a su vez, habían sido reciclados en lugar de venderse.

Entre los años 1818 y 1819, Schopenhauer viajó por Italia y visitó las ciudades de Florencia, Roma, Nápoles y Venecia. En el verano de 1819, a raíz de una crisis financiera sin mayores consecuencias, se vio obligado a volver a Alemania. Una vez allí, decidió entrar en la docencia. Fue admitido como profesor en la Universidad de Berlín, donde comenzó a dictar clases en marzo de 1820 como Privatdozent. Según una anécdota relatada por el propio Schopenhauer, su examen de habilitación estuvo marcado por su confrontación con Hegel, quien se hallaba en el tribunal.

Con la expresa intención de competir con Hegel, que a la sazón se estaba convirtiendo, a todo efecto, en el filósofo oficial de la nación y gozaba de una creciente popularidad, Schopenhauer hizo coincidir el horario de sus cursos con los de aquél, aunque sin éxito alguno. Su fugaz paso por los claustros duró sólo seis meses.

Schopenhauer emprendió, en 1822, un nuevo viaje a Italia. Más tarde, en 1825, regresó a Berlín, donde intentó infructuosamente regresar a la docencia. En 1831, huyendo de una epidemia de cólera —que ese mismo año había de cobrarse la vida de Hegel—, Schopenhauer se radicó en Fráncfort, donde llevó una vida apacible y recluida durante los últimos 28 años de su vida.

En 1822 vuelve a Italia de la que regresa en 1825 con intención de dar clases en Berlín, pero sus clases no se llenan a diferencia del por entonces popular Hegel. Además, se le niega una cátedra. El fantasma de la persecución a su obra empieza a asomar y al poco decide trasladarse a Francfort del Main debido a un sueño premonitorio del que deja constancia. En poco tiempo el cólera haría su aparición en Berlín, y su rival, Hegel, caería víctima de ella.

Durante su vida en Francfort, va publicando diversas obras. "Sobre la Voluntad en la naturaleza" publicada en 1836, intentaba conciliar su sistema con los últimos logros de la ciencia pero no tuvo mayor resonancia. En 1838 fallece su madre, poco después va a concurso convocado por la Real Academia Noruega de las Ciencias que premia su ensayo "En torno a la libertad humana", pero en otro convocado por la academia danesa no obtuvo galardón pese a ser el único presentado por "irrespetuosidad con los filósofos consagrados". El resto de sus obras sufrirían parecido destino. En 1844 pública la segunda edición de "El mundo como Voluntad y representación", aumentado con un segundo volumen de "Complementos". Esta ignorancia sobre su obra se aguantaría hasta que en 1851 aparecerían los "Parerga y Paralipómena" (Cosas accesorias y omitidas), y su fama se disparó. Los artistas intentaban retratarle, la juventud le seguía en esta visión no optimista del mundo tras haber experimentado la desilusión de otra revolución más, la del 1848-49, y personajes como Wagner quedaban impresionados. Este último, leyó "El mundo como voluntad y representación", y en ella se inspiraría en buena parte. Incluso le llegó a mandar un ejemplar dedicado de "El anillo de los Nibelungos", su máxima obra. Como consecuencia de este reconocimiento final, "El mundo como voluntad y representación" alcanza su tercera edición, y al año de su muerte, 1860, se publica la segunda edición de "Los dos problemas fundamentales de la ética".

Una idea de su personalidad nos la ofrece F.de Careil:

"Habitualmente reservado y de un natural tímido hasta la desconfianza, no se entregaba más que a lo íntimos o a los visitantes que pasaban por Francfort. Sus movimientos eran vivos y alcanzaban una energía extraordinaria en la conversación; huía de las discusiones y de las controversias verbales inútiles, pero era para mejor gozar del encanto de una conversación placentera. Conocía y hablaba con igual perfección cuatro idiomas: el francés, el alemán, el inglés, y el italiano y, pasablemente, el español. Cuando conversaba, el verbo del anciano bordaba sobre el cañamazo un poco pesado del alemán, sus brillantes arabescos latinos, griegos, franceses o italianos. Era una seducción, una profusión de agudezas, una riqueza de citas, una exactitud de detalles que hacía olvidarse de la horas, y a veces el pequeño círculo de sus íntimos le escuchaba hasta la medianoche sin que en ningún momento apareciese la fatiga pintada en su rostro o se amortiguase el fuego de su mirada. Su palabra clara y acentuada cautivaba al auditorio: ordenaba y analizaba todo en conjunto; una sensibilidad delicada aumentaba el calor; era exacto y preciso en toda clase de temas. Un alemán que había viajado mucho por Abisinia, se quedó asombrado un día al oírle dar detalles tan precisos acerca de las diferentes especies de cocodrilos y de sus costumbres; se imaginó tener ante sí a un antiguo compañero de viajes."

Después de una década y media sin nuevas publicaciones, en 1836 se decidió de nuevo a llevar un escrito a las prensas: Sobre la voluntad en la naturaleza, donde se esforzaba por mostrar las coincidencias de los resultados recientes de diversas ciencias con las doctrinas de su filosofía. El año siguiente, presentó la memoria Sobre la libertad de la voluntad a un concurso abierto por la Real Sociedad Noruega de las Ciencias, siendo premiada en enero de 1839. No tuvo la misma suerte su memoria Sobre el fundamento de la moral, ya que la Real Sociedad Danesa de las Ciencias, indignada por las invectivas contra Hegel y Fichte que se hallaban en la obra, prefirió dejar desierto el premio. Las dos memorias fueron reunidas y publicadas en 1841 bajo el título común Los dos problemas fundamentales de la Ética.

En 1844 vio la luz la segunda edición de su obra capital, considerablemente aumentada con diversas adiciones y con un segundo tomo con cincuenta nuevos capítulos. La publicación dio lugar a algunas reseñas y a que comenzaran a aparecer seguidores, de entre los cuales cabe destacar a Julius Frauenstädt. Dado que la tesis doctoral, considerada por Schopenhauer la «introducción» ideal a su sistema, no se hallaba disponible, emprendió su segunda edición (1847), sometiendo la obra a severos cambios.

Más tarde, en 1851, apareció una colección de ensayos y aforismos publicada bajo el nombre de Parerga y paralipómena. Esta obra le permitió a Schopenhauer alcanzar finalmente la repercusión y el renombre que por tanto tiempo le habían sido negados. En 1854 se reeditaron el escrito de 1816 sobre los colores y Sobre la voluntad en la naturaleza, ambos con abundantes adiciones y cambios. La tercera y última edición de El mundo como voluntad y representación tuvo lugar, al fin, en 1859. Otras reediciones (Parerga y Paralipómena, Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente) fueron realizadas póstumamente de la mano de J. Frauenstädt, siguiendo indicaciones de Schopenhauer.

Todo este giro radical en la aceptación de su obra era visto con gran satisfacción por Schopenhauer, y no dejaba de aprovechar la ocasión para hacer un repaso mordaz de todos aquellos que le habían denostado. Al final de su vida, le fue ofrecido el ser miembro de honor de la Real Academia Danesa, puesto que éste rechaza. Sin embargo todos estos rasgos de ésta faceta esporádica del carácter de Schopenhauer tiene también su lado negativo, pues hay que comentar que fue poseedor de una explícita misoginia, de la cual al final de su vida se arrepintió en buena parte "No he dicho la última palabra sobre las mujeres, creo que cuando una mujer logra sustraerse a la masa, es decir, sobresalirse por encima de ella, es capaz de engrandecerse ilimitadamente y más que los propios hombres." Esta misoginia suele ser explicada por varios autores debido a la tormentosa relación que mantuvo con su madre, sin embargo esto le ha contraído cierta mala prensa.

En ese tiempo contactó con el orientalista F. Mayer, lo que supuso un acontecimiento capital en la trayectoria del pensamiento del autor. Brahmanismo, budismo, taoísmo... y un largo etcétera de las ideas maestras de Oriente pasaban por sus manos mientras veía en ellas constantes afirmaciones a los planteamientos expuestos en su tesis. Estas traducciones, de discutida exactitud por entonces, empezaban a entrar en Occidente en esa misma época e impactaron tan fuertemente al autor, que ya después a lo largo de su vida su atención en ellas sería permanente. Incluso siendo tan contrario a toda forma religiosa, se dice que consiguió una estatuilla de bronce de un Buda la cual colocaría en su dormitorio. Sin conocimientos para sondear los fundamentos prácticos de lo que estos libros exponían, Schopenhauer se ha de contentar con "encontrar consuelo en la amable sonrisa del Buda", frente al absurdo de la existencia.

En Francfot vive en compañía de su perro, animal éste que junto al resto, trata con total devoción y de los que dice que su compañía no tiene comparación a la de las personas. Aquí vivirá retirado hasta su muerte en 1860 disfrutando de una cómoda renta que le permitirá una producción literaria no muy numerosa pero si muy cuidada y de gran valor. Aprende también el español y traduce el complejo "Oráculo" de Baltasar Gracián, y lee con asiduidad a Calderón. Su admiración por lo hispano le lleva incluso a un excelente dominio del refranero, el cual usa muy frecuentemente.

Un año después de la fecha de este relato, en 1860, fallece Schopenhauer. Su asistenta fue como cada mañana a su habitación. Estaba reclinado en su sillón con una leve sonrisa. Schopenhauer murió como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio el 21 de septiembre de 1860.

Pensamiento

Denn da der ganze Mensch nur die Erscheinung seines Willens ist; so kann nichts verkehrter sein, als, von der Reflexion ausgehend, etwas Anderes sein zu wollen, als man ist <...> [Puesto que el hombre en su totalidad es sólo el fenómeno de su voluntad, nada puede resultar más absurdo que, partiendo de la reflexión, querer ser algo distinto de lo que se es <...>]

Schopenhauer, poco dado en principio a las licencias especulativas del idealismo alemán, tomó como base de su propio sistema el criticismo de Kant. Sin embargo, mientras el Kant de la primera crítica negaba radicalmente la posibilidad de conocer el noúmeno o cosa en sí (Ding an sich), Schopenhauer sostuvo que mediante la introspección era posible acceder al conocimiento esencial del yo. Identificó a este con un principio metafísico al que denominó «voluntad» o «voluntad de vivir» (Wille zum Leben). Por otra parte, redujo los doce conceptos puros a priori del entendimiento (categorías) del sistema kantiano a uno sólo: el principio de razón suficiente o de causalidad.

El concepto de voluntad, en el estricto sentido schopenhaueriano, no alude a la mera facultad psíquica de querer sino que, antes bien, se refiere a un ser o esencia (Wesen) de carácter metafísico cuyo correlato sensible es el mundo fenoménico. En efecto: el mundo de los fenómenos —que a diferencia de la Voluntad está sujeto indefectiblemente a las coordenadas espacio-temporales determinadas por el principio de individuación (principium individuationis) y a la ley de causalidad—, no es más que la Voluntad misma «objetivada» que, en cuanto tal, debe ser entendida en términos de lo que Schopenhauer llama «representación» (Vorstellung).

Según Schopenhauer, la voluntad —en su modo de ser objetivado— se manifiesta en todos los estratos del mundo natural, desde la simple piedra hasta el hombre, en quien alcanza su grado máximo al adquirir la forma del deseo consciente —en cuyo único caso pasa a identificarse con la noción corriente de voluntad—. En sí misma, sin embargo, la Voluntad no es otra cosa que «un ciego afán (Drang), un impulso o pulsión (Trieb) carente por completo de fundamento y motivos» (El mundo como voluntad y representación, II. ii, 28). En otras palabras:

Bajo tales aspectos, entonces, resulta evidente que yo, con razón, haya puesto a la Voluntad de vivir como lo ulteriormente inexplicable, o más bien, como fundamento y base de toda explicación y que esta —muy lejos de ser un palabrerío vacío como 'lo absoluto', 'lo infinito', 'la idea' y demás expresiones similares— sea lo más real (das Allerrealste) que conocemos; más aún: el núcleo de la realidad misma (der Kern der Realität selbst).

Ahora bien, en la medida en que la voluntad se expresa en la vida anímica del hombre bajo la forma de un continuo deseo siempre insatisfecho, Schopenhauer concluye que «toda vida es esencialmente sufrimiento (Leiden)» (Op. cit., IV, § 56). Y aun cuando el hombre, tras múltiples esfuerzos, consigue mitigar o escapar momentáneamente del sufrimiento, termina por caer, de manera inexorable, en el insoportable vacío del aburrimiento. De ahí que la existencia humana sea un constante pendular entre la Escila del dolor (Schmerz) y la Caribdis del tedio (Langeweile), periplo éste que la inteligencia sólo puede anular a través de una serie de fases que conducen, progresivamente, a una negación consciente de la Voluntad de vivir.

Es por ello por lo que Schopenhauer propone una huida del mundo. Con todo, no aprueba el suicidio como camino, ya que el suicida no renuncia a la vida en sí misma, sino a la que le ha tocado vivir en condiciones desfavorables. Por lo tanto, el filósofo reconocerá como válidas sólo tres alternativas, que jerarquiza según el grado de aniquilación de la Voluntad implicado en cada una de ellas:

la contemplación de la obra de arte como acto desinteresado, fundamento de su estética;
la práctica de la compasión, piedra angular de su ética;
la autonegación del yo (asimilable a una suerte de nirvana) mediante una vida ascética.

Por lo demás, Schopenhauer fue el primer gran filósofo occidental que puso en contacto los pensamientos de su época con los de Oriente y uno de los primeros en manifestarse abiertamente ateo.

En este sentido, cabe destacar la acérrima defensa que propugnó por los derechos de los animales, seguramente motivada por sus influencias de Oriente, de tal suerte que en su obra pueden verse numerosos pasajes a este respecto:

La compasión hacia los animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter que se puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona.
Una compasión sin límites por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la buena conducta moral.

"Ni el mundo es un artilugio (Machwerk) para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad".

"El hombre no debe compasión (Erbarmen) a los animales, sino justicia".

"El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales".

"Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar".

"Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa".

"Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra "desesperado".

"La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos".

"En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad".

"Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario".

"La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes".

"Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia".

"La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren".

Sobre el mundo

"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido. La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir... Y así sucesivamente por los siglos, de los siglos hasta que nuestro planeta se haga trizas."

"Nuestro mundo civilizado no es más que una mascarada donde se encuentran caballeros, curas, soldados, doctores, abogados, sacerdotes, filósofos, pero no son lo que representan, sino solo la mascara, bajo la cual, por regla general, se esconden especuladores de dinero."

Sobre el sentido de la vida

"Los hombres se parecen a esos relojes de cuerda que andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas imperceptibles."

"Me dicen que abra los ojos y contemple las bellezas que el sol alumbra; que admire sus montañas, sus valles, sus torrentes, sus plantas, sus animales y no sé cuantas cosas más. Pero entonces, ¿el mundo no es más que una linterna mágica?. Ciertamente el espectáculo es espléndido, pero en cuanto a representar allí algún papel, eso es otra cosa."

"No hay más que tres resortes fundamentales de las acciones humanas, y todos los motivos posibles sólo se relacionan con estos tres resortes. En primer término, el egoísmo, que quiere su propio bien y no tiene límites; después, la perversidad, que quiere el mal ajeno y llega hasta la suma crueldad, y últimamente la conmiseración, que quiere el bien del prójimo y llega hasta la generosidad, la grandeza del alma. Toda acción humana debe referirse a uno de estos 3 móviles, o aun a dos a la vez."

Sobre la bondad natural del ser humano

"Imaginad suprimida la fuerza pública, sea, quitado el bozal. Retrocederíais con espanto ante el espectáculo que se ofrecería a vuestros ojos, espectáculo que cada cual se figura fácilmente. ¿No basta esto para confesar cuan poco arraigo tienen la religión, la conciencia, la moral natural, cualquiera que sea su fundamento?."

"Sólo la conmiseración es el principio real de toda justicia libre y verdadera. La conmiseración es un hecho innegable de la conciencia humana; es esencialmente propia de ésta y no depende de nociones anteriores, de ideas a priori, religiones, dogmas, mitos, educación y cultura."

"Lo que la lluvia es para el fuego, eso es la lástima para la ira." 

Sobre la amistad

"Nada mejor la ignorancia del mundo como alegar, cual prueba de los méritos y valía de un hombre, que tiene muchos amigos. ¡Como si los hombres otorgasen su amistad con arreglo a la valía y al mérito! ¡Como si, por el contrario, no fueran semejantes a los perros, que aman a quien les acaricia o solamente les hecha huesos que roer, sin mas halago! Quien mejor sabe acariciar a los hombres - aun cuando sean asquerosas alimañas -, ese tiene muchos amigos."

"Debo confesarlo sinceramente. La vista de cualquier animal me regocija al junto y me ensancha el corazón, sobre todo la de los perros, y luego la de todos los animales en libertad, aves, insectos, etc. Por el contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una aversión muy señalada, por que con cortas excepciones, me ofrecen el espectáculo de las deformidades mas horrorosas y variadas: fealdad física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable, síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes. Por eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz al encontrar allí a los brutos." 

Sobre la Sociedad y el Estado

"El estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver inofensivo a ese animal carnicero, el hombre, y hacer de suerte que tenga el aspecto de un herbívoro."

"No hay que desesperar a cada absurdo que se dice en público o en la sociedad, que se imprime en los libros y que se acoge bien, o al menos no se refuta; no hay que creer tampoco que quedará eternamente consolidado. Sepamos, para consuelo nuestro, que más tarde, e insensiblemente el absurdo se rumiará, se elucidará, se meditará, se examinará, se discutirá, y las mas veces de las veces se juzgará con justicia al fin y al cabo, de suerte que, después de transcurrido un tiempo variable en función de la dificultad del asunto, casi todo el mundo acabará por comprender lo que el espíritu lúcido había visto a primera vista. Verdad es que en el ínterin hay que tener paciencia, por que un hombre de juicio justo entre personas que están en el error se parecerá a aquel cuyo reloj marcha bien en una ciudad en donde todos los relojes andan desarreglados. Él sabe la hora exacta; pero ¿qué importa?. Todo el mundo se guía por los relojes públicos, que marcan una hora fatal, aun los que saben que sólo el reloj del primero da la hora verdadera."

"Toda sociedad exige, necesariamente, un acomodamiento recíproco, un temperamento; así cuanto más numerosa es, más insípida se hace. No se puede ser verdaderamente uno mismo, sino mientras está uno sólo; por consiguiente, quien no ama la soledad, no ama la libertad, porque no es uno libre sino estando solo."

"Ah! Cuando la calidad de la sociedad pueda sustituir a la cantidad, entonces merecerá la pena vivir aunque sea en el gran mundo, pero cien necios puestos en montón no hacen un hombre de talento".

Sobre la felicidad

"Pero lo que más que nada contribuye directamente a nuestra felicidad, es un humor jovial, porque esta buena cualidad encuentra inmediatamente su recompensa en sí misma. En efecto; el que es alegre, tiene siempre motivo para serlo, por lo mismo que lo es. Nada puede remplazar a todos los demás bienes tan completamente como esta cualidad, mientras que ella misma no puede reemplazarse por nada. Que un hombre sea joven, hermoso, rico, y considerado, para poder juzgar su felicidad la cuestión sería saber si, además es alegre; en cambio si es alegre, entonces poco importa que sea joven o viejo, bien formado o contrahecho, pobre o rico: es feliz."

"Así pues debemos abrir puertas y ventanas a la alegría, siempre que se presente, porque nunca llega a destiempo, en vez de vacilar en admitirla, como a menudo hacemos, queriendo primero darnos cuenta de si tenemos motivos para estar contentos por todos conceptos, o por miedo de que nos aparte de meditaciones serias o de graves preocupaciones; y sin embargo, es muy incierto que ellas puedan mejorar nuestra situación, al paso que la alegría es un beneficio inmediato. Ella sola es, por decirlo así, el dinero contante y sonante de la felicidad."

"Es cierto que nada contribuye menos a la alegría que la riqueza, y nada contribuye más que la salud; en las clases inferiores, entre los trabajadores de la tierra, se observan los rostros alegres y contentos; en los ricos y grandes dominan las figuras melancólicas."

Sobre la lectura

"Por eso es muy importante conocer el arte de no leer. Consiste en no leer lo que preocupa momentáneamente al gran público, como libelos políticos y eclesiásticos, novelas, poesías, etc., algunos de los cuales alcanzan varias ediciones"

"Para leer lo bueno es necesario no leer lo malo, por que la vida es corta y el tiempo y las fuerzas limitadas."

"Sentencias de la razón llaman todos a ciertas frases que se creen verdad sin investigarlas, convencidos que, aunque quisieren, no podrían comprobarlas seriamente, teniéndolas que poner en duda por lo pronto. Han obtenido ese crédito desde que empezaron a hablar y pensar, siéndoles siempre repetidas e inoculadas; así, pues, se han acostumbrado a pensarlas desde que han reflexionado, no pudiendo ya separarlas de si, por que se han unido a sus cerebros. Lo dicho es tan verdad, que sería superfluo y hasta peligroso el demostrarlo con ejemplos."

"Se escriben libros sobre los grandes espíritus de pasado, y el público los lee, pero no a aquellos, por que quiere siempre ver impresos frescos, y con el vulgo está más en armonía la charla de los cretinos contemporáneos que los pensamientos de los grandes espíritus. Doy las gracias al destino, que me hizo leer un hermoso epigrama de Schlegel, que ha llegado a ser mío: 'Leer con calor a los verdaderos antiguos, lo que de ellos dicen los modernos no significa mucho'. ¡Cómo se parecen los hombres vulgares! ¡Todos parecen hechos con el mismo molde! ¡Les ocurre siempre lo mismo en las mismas ocasiones! Y sus bajas intenciones personales, y la charla despreciable de tales sujetos lee un público estúpido con tal de que estén impresas hoy mismo, dejando en los estantes a los grandes espíritus."

"En todos los tiempo hay dos literaturas, paralelas y opuestas: una real y una aparente. Aquella llega a ser la literatura permanente, hecha por hombres que viven para la ciencia y la poesía, avanzando seria y acompasadamente, pero con mucha lentitud, produciendo en Europa una docena de obras por siglo, pero obras que quedan. La otra literatura está escrita por hombres que viven de la ciencia o poesía: llenando todos los años el mercado con muchos miles de obras, pero al cabo de algunos años se pregunta: ¿dónde están las obras? ¿Dónde está la gloria tan rápida y ruidosa? Puede llamarse a una literatura permanente y la otra pasajera."

"No hay mayor goce espiritual que la lectura de los antiguos clásicos: su lectura, aunque de una media hora, nos purifica, recrea, refresca, eleva y fortalece, como si se hubiese bebido en una fresca fuente que mana entre rocas."

"En la historia mundial siempre significa algo un medio siglo, por que siempre ocurre algo. Pero en la historia de la literatura no significa nada, por que no sucede nada, ya que los intentos chapuceros no importan. Se está donde se estaba hace cincuenta años. [...] Así por ejemplo la filosofía de Fichte y Schelling está coronada por la caricatura de Hegel. Este epiciclo se desviaba últimamente de la línea circular por Kant conducida. De donde la he recogido yo para continuarla; entre tanto, recorrieron su epiciclo los citados seudofilósofos y aun algunos otros, epiciclo que ahora concluye, reconociendo el público que se encuentra donde ha partido."

Sobre la religión

"En verdad que no es el judaísmo, sino el brahmanismo y el budismo quienes, por su espíritu y tendencia moral, se aproximan al cristianismo. El espíritu y la tendencia moral son la esencia de una religión, y no los mitos que lo envuelven. El espíritu del antiguo testamento es verdaderamente extraño al puro cristianismo, por que en todo el nuevo testamento se trata del mundo como una cosa a la cual no se pertenece y no se ama, una cosa que está bajo el imperio del diablo. Esto se halla conforme con el espíritu de ascetismo, de renunciamiento y de victoria sobre el mundo; espíritu que junto con el de amor al prójimo y el perdón de las injurias, señala el rasgo fundamental y la estrecha afinidad que unen al cristianismo, al brahmanismo y al budismo."

"Cuan limitado y pobre es el intelecto humano normal, y cuan escasa la claridad de la conciencia, se percibe en que, a pesar de la brevedad pasajera de la vida humana arrojada al tiempo infinito, la miseria de nuestra existencia, los infinitos enigmas, el carácter importante de tantas apariencias y la insuficiencia de la vida, a pesar de todo, no filosofan todos constantemente, sino sólo unos cuantos pocos, perfectas excepciones. Los demás viven en este sueño, casi como los animales, de los cuales al fin se distinguen sólo por tener la previsión de algunos años. La necesidad metafísica que quizás sintieran está prevista desde arriba y por adelantado por las religiones, que les bastan, sean como fueren. Sin embargo, pudiera suceder que en el silencio se filosofa mucho más de lo que parece, aunque sea esta filosofía... ,como sea. Realmente es nuestra situación muy deplorable; vivir un lapso de tiempo lleno de dificultades, miserias, angustias y dolores sin saber ni siquiera de dónde venimos, a donde vamos, y con todo esto tener que oír aun a los clérigos de todos los colores, con sus respectivas revelaciones y sus amenazas contra los incrédulos."

"Que el mundo tiene sólo una significación física y no moral es el mayor error y el más pernicioso error fundamental, la verdadera perversidad del pensar, y en el fondo, es también lo que la fe ha personificado como el anticristo."

Sobre la filosofía

"Para filosofar hacen falta dos condiciones: primera, tener el valor de no suprimir ninguna pregunta, y segunda, comprender como problema todo aquello que se comprende por si mismo, teniendo conciencia de ello"

"Lo que se opone más al hallazgo de la verdad no es la falsa apariencia que surge de las cosas, llevando al error, ni tampoco inmediatamente la debilidad de la inteligencia, sino la opinión presupuesta, el prejuicio que se impone como impedimento a priori a la verdad."

"...al periodo brillante de Kant seguía otro inmediatamente en la filosofía alemana que pretendía imponerse en lugar de convencer: ser brillante e hiperbólica, pero incomprensible en lugar de profunda y clara.[...]Pues en Hegel y sus secuaces ha llegado el superlativo la impertinencia de escribir tonterías, y el reclamo sin conciencia, y la intención manifiesta de estos sordos manejos, de modo que se puso al fin de manifiesto para todos toda esta charlatanería, acabando también con la protección de arriba gracias a ciertas revelaciones. Los antecedentes de Fichte y Schelling, respecto a la filosofastrería más miserable que jamás ha existido, arrastraban también a estos al abismo del descrédito."

"Si imagino un objeto, quizá un panorama, y me imagino que en este momento me cortan la cabeza, sé bien que el objeto quedaría invariable: esto indica en lo más profundo que también yo existía todavía. Esto lo comprenderán muy pocos, y para éstos queda dicho."

"La inteligencia no es una magnitud extensa, sino intensa; por esto opone un hombre razonable su criterio a diez mil personas, y mil necios no hacen un hombre razonable."

"Lo que falta en la mayoría de las cabezas son dos cualidades emparentadas: juzgar y tener ideas propias. Ambas cualidades faltan de una manera increíble y los que no pertenecen a ellos no comprenden la tristeza de su existencia."

"La genialidad consiste en la objetividad del intelecto."

"Para tener ideas originales, extraordinarias y quizá hasta inmortales, basta quedar extraño completamente al mundo y a las cosas por un momento."

 "El mundo como voluntad y representación" Vol. I -

"El mundo es mi representación: esta verdad es aplicable a todo ser que vive y conoce, aunque sólo al hombre le sea dado tener conciencia de ella; llegar a conocerla es poseer el sentido filosófico. Cuando el hombre conoce esta verdad estará para él claramente demostrado que no conoce ni un sol ni unta tierra, y sí únicamente un ojo que ve el sol y una mano que siente el contacto con la tierra; que el mundo que le rodea no existe más que como representación, esto es, en relación con otro ser: aquel que le percibe, o sea él mismo. Si hay alguna verdad a priori es ésta, pues expresa la forma general de la experiencia, la más general de todas, incluidas las de espacio, tiempo y causalidad, puesto que la suponen."

"Toda satisfacción, o lo que comúnmente se llama felicidad, es , por su naturaleza, siempre negativa, nunca positiva. No es algo que exista por sí mismo, sino la satisfacción de un deseo, pues la condición primera de todo goce es desearle, tener necesidad de alguna cosa. Mas con la satisfacción desperece el deseo y por lo tanto cesa la condición del placer y el placer mismo. De aquí que la satisfacción o felicidad no pueda ser nunca más que la supresión de un dolor, de una necesidad"

"El suicidio, lejos de negar la voluntad, la afirma enérgicamente. Pues la negación no consiste en aborrecer el dolor, sino los goces de la vida. El suicida ama la vida; lo único que pasa es que no acepta las condiciones en que se le ofrece."

"Nosotros lo reconocemos, efectivamente: lo que queda después de la supresión de la voluntad no es para todos aquellos a quienes la voluntad anima todavía, sino la nada. Pero también es verdad que para todos aquellos en los cuales la voluntad se ha convertido o suprimido, este mundo tan real, con todos sus soles y nebulosas, no es tampoco otra cosa más que la nada." (Esta nada entendida como el punto en que no hay sujeto ni objeto)".

La originalidad y el carácter anticipativo del pensamiento schopenhaueriano dejó su fuerte e insoslayable impronta en autores de la talla de Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Thomas Mann, Ludwig Wittgenstein, Eduard von Hartmann, Hans Vaihinger, Marcel Proust, Henri Bergson, Émile Cioran, Jorge Luis Borges, entre otros.

El concepto de Schopenhauer de impulso («Trieb») sin objeto, presumiblemente a través de la obra de
Nietzsche, se situaría en la base de la doctrina psicoanalítica de la pulsión de Sigmund Freud, otro pesimistas.

Algunas personas comentan que la situación del ser humano y del mundo descrita por Schopenhauer es tan cierta como triste y desesperanzada. Es comprobable como la obra de este autor provoca en el lector opiniones muy polarizadas, y de alguna forma eso debe tener mucho que ver con lo que hay en el interior de cada persona que se acerca a ella.

Schopenhauer nos invita a conocer la verdad del ser humano y el mundo. Es un viaje a través de la tristeza y la desolación, una invitación a no esperar nada. Posiblemente alguien piense que eso nos hunde en la tristeza y el pesimismo, pero es tan sólo la particular noche oscura de su obra, necesaria para que resuene en su filosofía la auténtica esperanza en la existencia de una naturaleza más profunda, incondicionada, libre e indestructible. Alegría pues.

http://www.schopenhauer-web.org/bienvenidos.html. "Bienvenidos".
http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=901. "Arthur Schopenhauer"
es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Schopenhauer. "Arthur Schopenhauer".


La Foto de Hoy:













Un David Hasselhoff de cera



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